lunes, 25 de marzo de 2013

ORTODOXIAS INCUESTIONABLES

Me apoyo en algunas reflexiones de Gary Hamel en su último libro "Lo que ahora importa".
 
Los innovadores tienen que desafiar las creencias que todos los demás dan por sentadas, los supuestos largamente arraigados que ciegan a los responsables de las empresas ante nuevas formas de hacer negocios.
 
En cualquier sector, los modelos mentales tienden a converger con el tiempo.
 
Los ejecutivos se han formado en las mismas universidades, han cursado los mismos postgrados, leen las mismas revistas especializadas, asisten a las mismas conferencias y hablan con los mismos consultores.
 
El éxito acelera este proceso. Las estrategias eficaces se traducen en políticas operativas que generan mejores prácticas, que se convierten en hábitos sólidos.
 
Este tipo de estrategias fosilizadas crean inevitablemente oportunidades para que competidores menos ortodoxos pongan  patas arriba las reglas de la industria.
 
Para despertar los instintos inconformistas de un equipo, es interesante realizar dinámicas que incluyan cuestiones como:
 
.- ¿Qué aspectos de nuestro modelo de negocio (propuesta de valor, paquete de servicios, fijación de precios, apoyo al cliente, distribución, cadena de suministros...), no se diferencian de los de nuestros competidores?
 
.- ¿Qué aspectos de nuestro modelo de negocio han permanecido invariables en los últimos 3-5 años?
 
Por cada principio o pilar estratégico que se identifique, se podría preguntar entonces:
 
¿Esto descansa sobre alguna ley inviolable de la física o se trata de un ejemplo de nuestra devoción por los precedentes?
 
Trabajar sistemáticamente estos aspectos, puede ayudar a visualizar oportunidades que de otra manera son inimaginables.

domingo, 17 de marzo de 2013

TENDENCIAS SUBESTIMADAS

Si se quiere innovar hay que estar muy atentos a las tendencias emergentes, a las incipientes discontinuidades que possean el potencial necesario para revitalizar viejos proyectos o crear otros nuevos.
 
Las personas innovadoras están constantemente a la caza de discontinuidades emergentes (en tecnología, estilo de vida, moda, valores, geopolítica...) que puedan imponerse, por lo tanto, no necesitan una bola de cristal sino un gran angular.
 
Es necesario aprender en lugares en los que la competencia ni siquiera está mirando.

Gary Hamel propone las siguientes cuestiones para ayudar a que un equipo se centre en las discontinuidades potencialmente importantes:

1.- Pensando en cultura, política, tecnología...¿Qué cosas has leído, visto o experimentado en los últimos meses que te han resultado sorprendentes, confusas o desconcertantes?

2.- Cuáles de estas anomalías parecen haber contado con cierto impulso?

Cuando repasas lo ocurrido en los últimos meses, ¿ves que esta tendencia extiende su campo de acción o se acelera? ¿Está en floración aunque todavía no se ha consolidado?

3.- Si "pasas la película hacia adelante" ¿Cómo podrían verse estas dicontinuidades? ¿Cuales son las reacciones en cadena que podrían ponerse en marcha?

4.- ¿Cuales de estas discontinuidades no son todavía tema de conversación en tu sector?

5.- ¿Cómo podrías explotar estas dicontinuidades de manera que coloquen a los competidores en una situación desfavorable?

Diseñar dinámicas y entrenar a las personas de una manera disciplinada a través de preguntas de este estilo, puede fortalecer la capacidad para detectar esas tendencias "ocultas" que pueden marcar diferencias.

lunes, 11 de marzo de 2013

LA INTELIGENCIA DE LAS EMOCIONES


Repaso unos apuntes del trabajo de Salovey que define la inteligencia como, aquello que hace que uno enfoque más adecuadamente su vida, nada más y nada menos.
 
Y define cinco competencias principales:
 
1.- El conocimiento de las propias emociones. El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece, es la piedra angular de la inteligencia emocional. O dicho de otra manera, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos dejan completamente a su merced.
 
Las personas que tiene una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, por ejemplo a la hora de elegir con quién compartir sus proyectos personales y profesionales.
 
2.- La capacidad de controlar las emociones. La conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.

Las personas que carecen de esta habilidad tienen que batallar constantemente con  tensiones desagradables mientras que, por el contrario, quienes destacan en el ejercicio de esta capacidad se recuperan mucho más rápidamente de los reveses y contratiempos de la vida.

3.- La capacidad de motivarse uno mismo. El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. El autocontrol emocional (capacidad de demorar la gratificación y sofocar la impulsividad) constituye un imponderable que subyace a todo logro.

Las personas que poseen esta habilidad suelen ser más productivas y eficaces en los proyectos que acometen.

4.- El reconocimiento de las emociones ajenas. La empatía, otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo, constituye la "habilidad popular" fundamental.

Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican qué necesitan o qué quieren los demás y esta capacidad las hace más aptas para el desempeño de vocaciones tales como profesiones sanitarias, docencia, ventas y dirección de equipos y organizaciones.

5.- El control de las relaciones. El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.

Son las habilidades que subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal.


No todas las personas manifestamos el mismo grado de pericia en cada uno de estos dominios. Hay quienes son sumamente diestros en gobernar su propia ansiedad, por ejemplo, pero en cambio, son relativamente ineptos cuando se trata de apaciguar los transtornos emocionales ajenos.

Las lagunas en la habilidad emocional pueden remediarse y, en términos generales, cada uno de estos dominios representa un conjunto de hábitos y de reacciones que, con el esfuerzo adecuado, pueden llegar a mejorarse.

 Merece la pena intentarlo!!